viernes, 27 de abril de 2012

PROTOCOLO DE MONTREAL


En un planeta donde cuesta ponerse de acuerdo para actuar en favor del ambiente, el Protocolo de Montreal podría convertirse en un convenio emblemático cuyo cumplimiento ayudaría a resolver un problema de los tiempos modernos: el deterioro de la capa de ozono.
El Protocolo de Montreal fue suscrito en 1987 y en la actualidad unas 180 naciones se han comprometido a cumplir con sus metas de reducción en la producción de gases CFC (clorofluorocarbón), halones y bromuro de metilo, cuya presencia en la atmósfera es considerada la principal causa del adelgazamiento en la capa de ozono.
En coincidencia con el Día Mundial de la Preservación de la Capa de Ozono el 16 de septiembre, el 2002 fueron divulgadas las conclusiones preliminares de una evaluación científica sobre este problema. Los especialistas dijeron que el Protocolo de Montreal se ha cumplido, y que en los próximos años la capa de ozono podría recuperarse, pero también advirtieron que será necesario continuar honrando los acuerdos internacionales para mantener esa tendencia.

El problema comenzó a ser conocido por la opinión pública a comienzos de los años 80, y en 1983 fue suscrito el Convenio de Viena, el primer instrumento destinado a generar acciones para la preservación del ozono. Pero en ese entonces el tema aún no era prioritario: apenas 20 países participaron.
Con los años el problema del hueco o agujero de ozono fue divulgado ampliamente: el adelgazamiento de la capa de ozono impediría el filtro adecuado de los rayos ultravioleta, lo cual a su vez podría causar problemas para la vida en el planeta.
El Protocolo de Montreal entró en vigencia en 1989, cuando 29 naciones más la Unión Europea, productores de 89 por ciento de las sustancias nocivas para la capa de ozono, lo habían ratificado.

En este momento uno de los temas clave es la participación de los países en desarrollo en el cumplimiento de las metas de Protocolo de Montreal, que plantea dejar de utilizar productos nocivos para el ozono. La meta es lograrlo para el 2010.
Además de una Secretaría del Ozono del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Protocolo ha generado otras instancias, como un Fondo Multilateraldestinado a ayudar a los países en desarrollo al reemplazo tecnológico requerido para dejar de usar productos que dañan la capa de ozono.
El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Banco Mundial, tienen proyectos que apuntan en la misma dirección: hacia el cumplimiento de lo dispuesto en el Protocolo de Montreal.


DESARME
Las campañas en favor del desarme suelen ser identificadas con el objetivo de la paz. Pero hay otro argumento: los casi 900 mil millones de dólares invertidos cada año en armamentismo socavan los recursos disponibles para el desarrollo y amenazan al ambiente.
El Departamento de Asuntos de Desarme de la Organización de Naciones Unidas (ONU), hizo la advertencia poco antes de la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible: el aumento en los gastos militares desvía importantes recursos financieros, materiales y humanos hacia sectores no productivos.
Pero además esa tendencia a aumentar la inversión en armamento hasta niveles que no se veían desde la "Guerra Fría" también implica una amenaza latente para el ambiente, y para las perspectivas de desarrollo social y económico de las naciones, advirtió el organismo de la ONU, que en Internet también tiene una página en español.

Las campañas mundiales por el desarme apuntan tanto a las armas de destrucción masivas, encabezadas por las nucleares, como a las convencionales. Y la preocupación por este tema se ha extendido a Internet, donde numerosos sitios web difunden los objetivos de promover esta estrategia o plantean mecanismos para conjurar la carrera armamentista.
Hay acuerdos internacionales sobre desarme y no proliferación de armas, como el Tratado de Tlatelolco firmado por los países latinoamericanos para no aceptar armas nucleares en la región. Sin embargo al mismo tiempo proliferan conflictos regionales o incluso de alcance global que implican el uso de los arsenales, lo cual es aún más depredador que su fabricación y comercio.

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